iArtifical: Un paseo por las nubes.

La inteligencia artificial ha irrumpido en el panorama profesional y personal con la misma fuerza con la que ya lo hiciese Internet en los años 90 del pasado siglo (unos 30 años después de su nacimiento). Un fenómeno aquel que revolucionó tanto la forma de comunicarnos como las perspectivas de negocio y su internacionalización, y que este trae toda la pinta de superar.

Aunque el concepto de Inteligencia Artificial (IA) no es nuevo, ya que sus principios se remontan a ciertos trabajos publicados en el año 1940, no es hasta diez años después, con la aparición del artículo de Alan M. Turing [1] en la revista Mind y su célebre test, cuando se empieza a plantear la disyuntiva del pensamiento autónomo por parte de una máquina, iniciando así una carrera para redefinir los términos “pensar” y “máquina” en un contexto que debe interpretar el papel que juega un terminal informático cuando este actúa de forma similar a un ser humano.

La contribución de A. Turing al mundo de la inteligencia artificial lo ha hecho merecedor del título de Padre de la IA, aunque el término Inteligencia Artificial como tal no se acuñará de forma oficial por John McCarthy hasta el año 1956, durante una conferencia en la universidad Dartmouth College (Hanover, N.H.) titulada Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence. [2] De ahí que el Sr. McCarthy, junto a Marvin Minsky, Allen Newell y Herbert A.  (todos fallecidos ya, por desgracia)sean merecedores del título de Padres de la IA moderna, manteniendo a Turing como Padre emérito.

Desde aquellos días hasta hace escasamente cinco años ha llovido poco para lo que debiera, como poca ha sido la repercusión que los diferentes avances y estudios en la materia han tenido en el devenir de las empresas y su personal. Pero, hete aquí que, parafraseando a Quevedo (a Don Francisco, no al músico) no nos equivocamos al decir que Poderoso caballero es don dinero, y que donde va, triunfa.

Así es. Las ingentes inyecciones económicas por parte del ámbito privado han hecho que la revolución de internet se decida hoy en las vastas e inexploradas praderas digitales por las que se desenvuelven, como nuevas especies para la ciencia, cientos de aplicaciones, chatbots, algoritmos, PLN, prompts, patrones, modelos, redes neuronales y demás “traídos digitales”[3] que, en armoniosa conjunción y complejo equilibrio, van confeccionando el sofisticado entramado que se esconde tras el acrónimo “iA” y su aplicación a cualquier ámbito de la vida, amenazando con invadir (si es que no lo ha hecho ya) todo acto cotidiano, íntimo o público, personal o profesional, laboral o de ocio.

Ante este nuevo paradigma, y a sabiendas de que la persona que invierte lo hace para extraer beneficios, conviene estar muy atento a lo que la iA puede meter o sacar de nuestra mochila de habilidades y no considerarla en exclusiva como la píldora que salvará nuestra reputación frente a la competencia. Lo mejor en estos casos es ser crítico con lo que se lee, se ve o se escucha y, además, persona contrastadora a jornada completa. No sea que, en un descuido, nos den gato por liebre de los que habitan en esa pradera que citaba anteriormente.

En resumen, la iA nos abre un mundo de posibilidades que puede mejorar, y mucho, nuestro trabajo cotidiano: la eficiencia del modelo productivo, una capacidad multidisciplinar de afrontar diferentes aspectos laborales o la resolución de incidencias con altas probabilidades de éxito basadas en big data no son sino vagos ejemplos de lo que esta herramienta puede conseguir. Pero sea consciente en todo momento de que es precisamente eso: una HERRAMIENTA más y no la solución a nuestros males y deficiencias. No caigamos en la trampa de dejar que una máquina confeccione nuestro currículo a su antojo para quedar bien al inicio y estrepitosamente mal al primer envite del contrario. Seamos nosotros quienes utilicemos esta oportunidad en beneficio del  crecimiento personal y profesional, y no como el bálsamo de Fierabrás del intelecto, placebo sanador de todo y para todos.


[1] Turing, A. (1950). Computing Machinery and Intelligence (Mind, 59, 433–460).
[2] https://home.dartmouth.edu/about/artificial-intelligence-ai-coined-dartmouth
[3] https://latam.turnitin.com/blog/glosario-terminos-ia-para-educacion


Descubre cómo nuestro amplio catálogo de contenidos y servicios de DGF pueden ayudar a desarrollar una buena estrategia de formación virtual, eLearning, online o teleformación… ¡la que tú definas!

Si quieres más información pincha aquí, o contacta con nosotros a través del 914 32 02 02, o info@dgformacion.com.

Botón volver arriba